Llega el amor romántico y luego el compromiso ¿O es al revés?

Llega el momento en todo enamoramiento en que recordamos que hay más vida fuera del otro y milagrosamente nos quedan aún un par de amigos. Luego de haber solucionado los conflictos iniciales que surgen en la contextualización de una relación (¿Somos solo amigos, novios, amantes en la clandestinidad, amigos que tienen sexo de vez en cuando?), aumenta paulatinamente la intimidad, el compromiso y la sensación de satisfacción. En esta etapa es muy probable que la pasión se mantengan, se empleen grandes recursos en la protección del otro, aparezcan celos y surja el deseo de exclusividad (si en el enamoramiento no se definió el tema de no poner los cuernos la exclusividad, en el inicio de esta etapa se hace).
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Una buena señal de que se llega a esta etapa es el tema vacaciones: así como en el enamoramiento una escapada de fin de semana suele ser EXCLUSIVA (escaparse solos a la montaña, la playa, donde sea), en esta etapa empiezan a ser INCLUSIVA (de vez en cuando salir con amigos, es decir, con más personas no es tan descabellado).
Llegados a este punto que las familias se conozcan ya no da tanta grima, se va juntos a bodas, bautizos, comuniones (hasta a la del primo del pueblo del abuelo paterno), puede que se tome la decisión de irse a vivir juntos o casarse… la pareja se convierte en un elemento estable en nuestras vidas.
Esta etapa tiene una duración aproximada de entre 1 y 5 años. El culmen del constructo occidental del amor romántico se consigue con el equilibrio de la pasión, la intimidad y el compromiso. Evolutivamente llegar al punto del amor romántico es esencial: así como el objetivo de la fase de enamoramiento es tener sexo, con el apareamiento puede venir la descendencia y es en esta etapa es que se garantiza el cuidado parental que conlleva la supervivencia de las crías (hay más posibilidades de supervivencia cuando dos o más cuidan de la cría; desantenderse de un hijo puede resultar más fácil en la etapa de enamoramiento cuando no hay apego, no hay compromiso, ni intimidad fuera de la sexual). Sin embargo, hay veces que tener los tres elementos perfectamente calibrados a lo largo de los años parece un tanto utópico.

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